Señor Dios Todopoderoso y Eterno,
Creador del cielo y de la tierra,
Padre benévolo y misericordioso,
Nos presentamos ante Ti, llenos de confianza en tu infinito amor y en tu incomparable poder.
Te pedimos humildemente que nos concedas Tu protección hoy y todos los días de nuestra vida. En Tu poderoso nombre, aleja de nosotros toda forma de mal. Ya sea en nuestros pensamientos, nuestras palabras, nuestras acciones o nuestras relaciones, limpia nuestros corazones y mentes de cualquier cosa que pueda apartarnos de Tu santa voluntad.
O Padre Celestial, protégenos de la oscuridad espiritual y física. Líbranos de las trampas que el enemigo pueda poner en nuestro camino. Aleja de nosotros todo ataque del Adversario, todo espíritu de discordia, odio y violencia. Que las fuerzas del mal sean confundidas y que Tu luz ilumine cada rincón de nuestras vidas.
Señor Jesucristo, amado Hijo de Dios,
Tú que viniste a este mundo para destruir las obras del diablo,
Te suplicamos que nos cubras con Tu preciosa Sangre. Por el poder de Tu sacrificio, líbranos de las fuerzas invisibles que tratan de perturbar nuestra paz interior. Que Tu Cruz sea para nosotros un escudo invencible contra todos los ataques del maligno. Que todo mal pensamiento, toda tentación y toda mentira del enemigo sean reducidos a la nada por Tu poder.
San Miguel Arcángel,
Jefe de las huestes celestiales,
Te rogamos, defiéndenos en la lucha contra los espíritus malignos que merodean por el mundo con el fin de perder las almas. Por el poder divino que el Señor te ha dado, encadena a Satanás y a sus legiones demoníacas y arrójalos al abismo. Protégenos bajo tus poderosas alas y ayúdanos a permanecer fieles a Dios, incluso en los momentos de tentación y debilidad.
O María, Madre Inmaculada,
Reina de los Ángeles,
Tú que aplastas la cabeza de la serpiente infernal, te confiamos nuestras vidas y nuestras almas. Por tu pureza y mansedumbre, desvía los planes del maligno y guárdanos bajo tu manto protector. Guíanos siempre hacia tu Hijo Jesús, para que caminemos a la luz de su verdad.
Imploramos también la intercesión de todos los santos y ángeles del cielo. San Benito, San Francisco de Asís, Santa Teresa del Niño Jesús, ¡ruega por nosotros! Por vuestras oraciones, que seamos fortalecidos contra los asaltos del mal y colmados de la paz y el amor de Dios.
Padre, te damos gracias por Tu infinita fidelidad y Tu amor incondicional. Te bendecimos por Tu protección que nunca falla y Tu misericordia que nos acompaña cada día. Concédenos habitar siempre bajo tu mirada benévola y concédenos la gracia de vivir en tu presencia, a salvo de todo peligro.
Te lo pedimos por tu Hijo Jesucristo, nuestro Señor y Salvador,
Que vive y reina contigo y con el Espíritu Santo,
Por los siglos de los siglos. Amén.