La Presentación de Jesús en el Templo es un acontecimiento fundamental en la vida de Cristo, relatado en el Evangelio según San Lucas (Lc 2, 22-40). Es un acto de obediencia a las prescripciones de la Ley de Moisés, pero también un momento de revelación en el que Jesús es reconocido como el Mesías. En este episodio aparecen María y José, el anciano Simeón y la profetisa Ana, que desempeñan un papel esencial en el reconocimiento de Cristo. También presagia la futura misión de Jesús y el sufrimiento de su madre.
Celebrada el 2 de febrero, esta fiesta se conoce como la Candelaria, que significa la "fiesta de las velas", en referencia a la luz de Cristo revelada a las naciones. Pero, ¿qué ocurrió realmente ese día? Profundicemos en la historia y su significado.
La Sagrada Familia acude al Templo de Jerusalén
Respeto a la Ley de Moisés
Según la tradición judía, todo primogénito varón debía ser consagrado al Señor cuarenta días después de su nacimiento (Éxodo 13, 2). Esta consagración iba acompañada de un ritual de purificación de la madre, prescrito en el Levítico (Lev 12, 1-8).
María y José, fieles a la Ley, van a Jerusalén con Jesús, aunque María, al haber sido concebida por el Espíritu Santo, no necesita realmente purificación. Llevan la ofrenda de los pobres: dos tórtolas o dos palominos. Este detalle subraya la humildad y sencillez de la Sagrada Familia.
El Templo de Jerusalén
El Templo de Jerusalén, centro religioso del pueblo judío, es un lugar sagrado donde se ofrecen sacrificios a Dios. Es en este espacio sagrado donde Jesús, todavía un bebé, es presentado al Señor, marcando un pasaje entre la Antigua y la Nueva Alianza.
El encuentro con Simeón: reconocimiento del Mesías
¿Quién es Simeón?
Simeón es un hombre justo y piadoso, anciano y lleno del Espíritu Santo. Esperaba la llegada del Mesías, el que traería "consuelo a Israel". El Espíritu Santo le había revelado que no moriría hasta que hubiera visto al Cristo del Señor.
Guiado por el Espíritu, se dirige al Templo justo cuando María y José entran con el Niño Jesús. En cuanto ve a Jesús, lo toma en sus brazos y pronuncia una famosa oración, el Nunc dimittis:
"Ahora, oh soberano Maestro, deja ir en paz a tu siervo, conforme a tu palabra,
Pues mis ojos han visto tu salvación,
que has preparado a la vista de todos los pueblos,
Una luz para iluminar a las naciones,
Y la gloria de Israel, tu pueblo." (Lc 2,29-32)
Este himno expresa el cumplimiento de las promesas de Dios. Simeón reconoce en Jesús a la Luz de las naciones y al Salvador del mundo. Este momento marca la revelación de Cristo no sólo a Israel, sino a toda la humanidad.
La profecía de Simeón
Después de esta alabanza, Simeón se dirige a María con inquietantes palabras proféticas:
"He aquí que este niño hará caer y levantarse a muchos en Israel.
Será signo de contradicción -y a ti, tu alma te atravesará con una espada-
de modo que se revelarán los pensamientos más íntimos de muchos corazones." (Lc 2,34-35)
Simeón anuncia que Jesús será signo de división: unos lo aceptarán como Salvador, otros lo rechazarán. También prefigura la Pasión de Cristo y el sufrimiento de María, que verá morir a su Hijo en la Cruz.
La intervención de la profetisa Ana
¿Quién es Ana?
Anna es una profetisa de 84 años, viuda desde su juventud. Vive en el Templo, en oración y ayuno.
Su testimonio sobre Jesús
Cuando ve a Jesús, alaba a Dios y habla de él a todos los que esperan la liberación de Israel. De este modo, anuncia a los fieles que el Mesías ha llegado. Su papel es proclamar públicamente lo que Simeón ya ha revelado: Jesús es el Redentor tan esperado.
Significación de la Presentación de Jesús en el Templo
Un acto de humildad y obediencia
La Sagrada Familia muestra su obediencia a la Ley, aunque Jesús, como Hijo de Dios, no la necesite. Este episodio subraya la humildad de Dios, que se somete a las leyes humanas.
Jesús, Luz de las naciones
El cántico de Simeón proclama a Jesús como Luz para todas las naciones, judías y gentiles. Este mensaje anuncia ya la universalidad de la salvación traída por Cristo.
El anuncio de la Pasión
Las palabras de Simeón a María prefiguran la Cruz. Jesús será rechazado y sufrirá, y María se verá profundamente afectada por el destino de su Hijo.
La Presentación en la tradición cristiana
La fiesta de la Candelaria
La Iglesia celebra la Presentación de Jesús el 2 de febrero con el nombre de Candelaria (del latín festa candelarum, "fiesta de las velas"). Esta fiesta pone de relieve la luz de Cristo y la purificación.
Bendición de velas
La tradición de bendecir velas en la Candelaria es un recordatorio de que Jesús es la Luz del mundo. Los fieles se llevan estas velas a casa para simbolizar la presencia de Cristo en sus hogares.
Un vínculo con la Virgen María
Esta fiesta es a la vez una fiesta mariana y una fiesta cristológica:
Honra a María, que ofrece a su Hijo a Dios.
Glorifica a Cristo, luz de salvación.
Conclusión
Cuando Jesús es presentado en el Templo, María y José cumplen un rito prescrito por la Ley, pero este acontecimiento adquiere una dimensión mucho mayor. Jesús es reconocido como el Mesías, la Luz del mundo y el Salvador por Simeón y Ana.
Este episodio nos enseña la importancia de la fe, de confiar en Dios y de que la luz de Cristo ilumine nuestras vidas. También nos invita a seguir a Jesús en su camino, incluso cuando pasa por la Cruz, para llegar a la Resurrección.
Cristo, el Salvador del mundo.