Santa Bernardita,
Tú que fuiste elegida por la Virgen María para ser testigo de su amor y ternura,
Tú que acogiste con humildad el mensaje de Lourdes,
Tú que sufriste en silencio, con sencillez y fidelidad,
Nos dirigimos a ti con confianza y fervor.
Apréndenos, como a ti, a escuchar la voz de Dios en el silencio de nuestro corazón,
A recibir sus gracias con humildad y a ofrecerle nuestra vida sin reservas.
Crece en nosotros esa fe pura y sincera que fue la tuya,
Una fe que no busca gloria ni recompensa,
Sino que se alimenta del abandono y de la confianza en la divina Providencia.
Santa Bernadette, modelo de humildad y obediencia,
Ayúdanos a permanecer fieles a las enseñanzas del Evangelio,
A no ver en nuestras pruebas una carga, sino un camino hacia Dios.
Tú que tanto has sufrido en soledad e incomprensión,
Apoya a los que son rechazados, olvidados, abrumados por el dolor o la enfermedad.
Tú que bebiste de la fuente de Lourdes,
Fuente de curación y de gracia,
Pide por todos los que buscan la paz,
Por los que buscan esperanza y luz.
Guía a los peregrinos que vienen a Lourdes,
Que encuentren consuelo y consolación.
O Santa Bernadette, que supiste aceptar el sufrimiento con amor,
Enseñanos a llevar nuestras cruces con paciencia y valentía,
A ofrecer nuestros dolores por la salvación de las almas,
Y a no perder nunca la confianza en la infinita bondad de Dios.
Intercede por nosotros ante la Virgen Inmaculada,
Aquella que te reveló su nombre,
Aquella que te envolvió en su luz y amor.
Que, por tu oración, seamos purificados y renovados en nuestra fe,
Que nuestras almas beban de la fuente de la misericordia divina,
Y que, a nuestra vez, seamos testigos del amor de Dios en este mundo.
O Santa Bernadette,
Tú que, en la humildad, pudiste ver la grandeza de Dios,
Ayúdanos a mantener nuestro corazón sencillo y abierto a su voluntad.
Sé nuestra guía en el camino de la santidad,
Para que, como tú, podamos un día contemplar el rostro de Dios en la gloria eterna.
Amén.