La fiesta de la Presentación de la Virgen María, que se celebra cada año el 21 de noviembre, es una de las fiestas marianas importantes del calendario litúrgico de la Iglesia católica, así como de ciertas tradiciones ortodoxas. Tiene sus raíces en tradiciones apócrifas, enriquecidas por siglos de devoción popular y teología. Aunque menos conocida que otras celebraciones marianas, como la Anunciación o la Asunción, esta fiesta pone de relieve un momento clave de la vida de María e ilustra su papel único en la historia de la salvación.
Fiesta de la Asunción.
El origen bíblico y apócrifo
A diferencia de muchas fiestas marianas, la Presentación de la Virgen María no procede directamente de los Evangelios canónicos, sino de un texto apócrifo, el Protoevangelio de Santiago, escrito en el siglo II. Este documento, aunque no está reconocido como canónico por la Iglesia, ha tenido una profunda influencia en la tradición cristiana y en la piedad mariana.
Según este texto, los padres de María, Joaquín y Ana, eran una pareja piadosa y anciana que no tenía hijos. Tras años de oración, recibieron la promesa divina del nacimiento de una hija. En señal de gratitud y de acuerdo con una práctica religiosa de la época, decidieron consagrar a su hija a Dios. A los tres años, María fue llevada al Templo de Jerusalén, donde fue presentada al Señor. Allí habría crecido en un ambiente de oración, meditación y servicio, preparándose para su futura misión como madre del Salvador.
El desarrollo de la fiesta
Orígenes orientales
La celebración de la Presentación de la Virgen encuentra sus primeros vestigios en la Iglesia oriental. Se cree que fue instituida en el siglo VI, bajo la influencia del emperador bizantino Justiniano I, que construyó una iglesia dedicada a María cerca del Templo de Jerusalén. La fiesta, llamada "Entrada de la Santísima Madre de Dios en el Templo", destaca la consagración de María a Dios y su papel central en la economía de la salvación.
Introducción en Occidente
En Occidente, la fiesta de la Presentación de la Virgen se introdujo mucho más tarde. Fue adoptada oficialmente en el siglo XIV por el papa Gregorio XI, tras la influencia de los cruzados y los intercambios entre las tradiciones orientales y occidentales. Se convirtió en fiesta litúrgica universal bajo el papa Sixto V en 1585, integrándose en el calendario romano.
El significado teológico de la fiesta
La Presentación de la Virgen María no es simplemente un acontecimiento histórico o legendario. Tiene un profundo significado teológico, que pone de relieve varios aspectos de la espiritualidad cristiana:
Consagración total a Dios
La historia de la Presentación ilustra la devoción total de María a Dios desde una edad temprana. Prefigura su "sí" en la Anunciación, cuando acepta convertirse en la madre de Cristo. Este acto de consagración inspira a los cristianos a ofrecer sus vidas a Dios en un espíritu de servicio y fe.
Preparación para el papel de Madre de Dios
Creciendo en el Templo, María es preparada espiritual y moralmente para su misión única. Se forma para ser un santuario vivo que acoja al Verbo Encarnado.
La santidad de María
La fiesta destaca la pureza y santidad de María, reconocida como la Inmaculada Concepción. Ella es el modelo perfecto de virtud y fe, una figura central para la devoción cristiana.
El ejemplo de fe de Joaquín y Ana
La Presentación destaca también la fe y la piedad de los padres de María, que ofrecen a su hijo en agradecimiento por la gracia divina. Son un ejemplo para todos los padres cristianos, que están invitados a educar a sus hijos en la fe y el amor de Dios.
La celebración litúrgica
La fiesta de la Presentación de la Virgen está marcada por celebraciones litúrgicas especiales en las Iglesias católica y ortodoxa:
En la Iglesia católica
La liturgia del 21 de noviembre se centra en la devoción de María y su papel en el plan de salvación. Las lecturas bíblicas elegidas a menudo, como las de la dedicación del Templo (1 Re 8,22-30) o la visita del ángel Gabriel (Lc 1,26-38), recuerdan la dimensión sagrada del acontecimiento. Las plegarias eucarísticas honran a María como modelo de fe y santidad.
En la Iglesia ortodoxa
En Oriente, esta fiesta es una de las "Doce Grandes Fiestas". Se celebra con especial solemnidad, con himnos y procesiones. La liturgia destaca la entrada de María en el Templo como una etapa crucial en la historia de la salvación.
Representaciones artísticas
La Presentación de la Virgen ha inspirado a muchos artistas a lo largo de los siglos. Entre las obras más famosas se encuentran:
"La Presentación de la Virgen en el Templo" de Tiziano (1534-1538):Este cuadro muestra a María, todavía una niña, subiendo las escaleras del Templo bajo la atenta mirada de sus padres y sacerdotes.
Iconos bizantinos:Los iconos orientales suelen representar a María rodeada de ángeles y sacerdotes, destacando su pureza y elección divina.
Estas representaciones contribuyen a popularizar e inmortalizar el acontecimiento en el imaginario cristiano.
Una fiesta siempre actual
Aunque la Presentación de la Virgen hunde sus raíces en antiguas tradiciones, sigue siendo una fiesta profundamente actual para los cristianos de hoy. Invita a cada uno a reflexionar sobre su propia vocación, a imitar la devoción de María y a renovar su compromiso con Dios.
En un mundo a menudo distraído por las preocupaciones materiales, esta fiesta nos recuerda el valor de la consagración espiritual y de la fidelidad a la misión que Dios confía a cada uno de nosotros. Con su ejemplo, María sigue inspirando a los creyentes a recorrer el camino de la fe con confianza y humildad.