Hay momentos en la vida espiritual en los que nos sentimos abatidos. Periodos en los que ya no sentimos nada, en los que la oración se hace difícil, en los que Dios parece distante o silencioso. Lo que antes llamábamos fervor da paso a la sequedad, la duda y el desánimo. Es lo que llamamos un desierto espiritual. Y, sin embargo, este desierto no está vacío: a menudo es un lugar de crecimiento oculto, de purificación, de desnudarnos. Es donde Dios está trabajando en nuestros corazones en profundidad, aunque aún no podamos verlo.
Aquí hay cinco versículos bíblicos a los que aferrarse, esperar y seguir caminando en esos momentos silenciosos y áridos.
Dios camina con nosotros en el desierto - Deuteronomio 1:31
"En el desierto viste que el Señor, tu Dios, te llevaba como lleva un hombre a su hijo, por todo el camino que recorriste"
El pueblo de Israel pasó cuarenta años en el desierto, y sin embargo Dios estaba allí, todos los días, llevando a su pueblo a pesar de sus dudas y su infidelidad. Este versículo es un tierno recordatorio: incluso en nuestra sequedad interior, Dios no nos abandona. Él nos lleva, incluso cuando ya no lo sentimos.
Cuando el alma tiene sed de Dios - Salmo 63:2
"Oh Dios, tú eres mi Dios; yo te busco. Mi alma tiene sed de ti, mi cuerpo suspira por ti, en una tierra seca, reseca y sin agua"
Este salmo pone palabras a la experiencia del desierto. Reconoce la sed, la carencia, la espera. Pero esta misma sed se convierte en oración. El silencio no significa la ausencia de Dios, sino la profundización del deseo. Este versículo puede convertirse en un grito interior, en una verdadera oración, aunque esté desnuda.
Permanecer fiel incluso en el silencio - Habacuc 3,17-18
"Porque la higuera no florecerá, la vid no producirá nada [...] y yo me alegraré en el Señor, me gozaré en el Dios de mi salvación"
Este versículo expresa una fe madura. Una fe que elige a Dios, incluso sin consuelo, incluso sin frutos visibles. No se trata de fingir, sino de decir a Dios: no siento nada, pero permanezco contigo. En esta fidelidad silenciosa nace una alegría más pura, más profunda, menos dependiente de las emociones.
Dios actúa en secreto - Isaías 45,15
"Tú eres un Dios que se esconde, Dios de Israel, salvador"
Este versículo reconoce un aspecto misterioso de Dios: a veces se esconde. No por crueldad, sino para enseñarnos a buscarle de otro modo. En el desierto espiritual, Dios actúa discretamente, más allá de los sentidos. Este versículo puede ayudarnos a aceptar esta fase, a no interpretarla como un abandono, sino como una invitación a una fe más despojada.
El desierto prepara algo nuevo - Oseas 2:16
"Por eso la sacaré y la llevaré al desierto, y hablaré a su corazón"
En este impactante versículo, Dios está diciendo que está atrayendo a su pueblo al desierto para hablarle al corazón. Así que el desierto no es un castigo, sino un lugar de encuentro. Cuando todo lo demás calla, Dios puede decir por fin lo esencial. Este versículo nos tranquiliza: el desierto es un pasaje, un lugar de fecundidad escondida, una promesa de renovación.
Conclusión
El desierto espiritual forma parte del camino de la fe. No es un signo de fracaso o tibieza, sino un tiempo en el que Dios trabaja en profundidad, a menudo en silencio. Estos versículos no eliminan la sequía, pero nos dan algo a lo que agarrarnos, por lo que esperar y, sobre todo, para comprender que Dios está ahí, incluso cuando no lo sentimos. En el desierto, Él cava en nosotros una sed, una fe, una nueva fidelidad. Y cuando vuelva la lluvia, todo lo que ha sembrado dará su fruto, a su debido tiempo.
Dios está ahí.