Los Magos, guiados por la estrella, han venido de lejos para rendir homenaje al Rey de reyes, Jesucristo. Su viaje simboliza la búsqueda de la verdad y el reconocimiento de la divinidad de Jesús. Al meditar sobre su fe y devoción, esta oración nos invita a cada uno de nosotros a ofrecer nuestra propia vida como un regalo a Cristo.
Oración de los Magos ante el Rey de reyes
Oh Jesús, Rey de reyes y Señor de señores,
Como los Magos de Oriente,
Nos postramos ante ti con humildad y adoración.
Guiados por la luz de tu estrella,
Venimos a ofrecerte lo que más apreciamos:
Nuestros corazones, nuestras vidas y nuestra fe.
Señor, que naciste en la humildad de un pesebre,
Aprendenos a reconocer tu grandeza,
Incluso en la sencillez y la discreción.
Como los Magos cruzaron los desiertos para encontrarte,
Ayúdanos a superar nuestras dudas y temores,
Y a perseverar en la búsqueda de tu verdad.
Te ofrecemos oro,
Como símbolo de nuestro amor y adoración.
Reina sobre nuestras vidas con justicia y misericordia,
Y haznos fieles servidores de tu reino.
Te ofrecemos incienso,
Símbolo de nuestras oraciones que ascienden hasta ti.
Acepta nuestras súplicas, Señor,
Y purifica nuestras almas para que seamos dignos de tu presencia.
Te ofrecemos mirra,
Símbolo de nuestros sufrimientos y esperanzas.
Ayúdanos a llevar con valor nuestras cruces,
Y transforma nuestras pruebas en oportunidades de gracia.
O Divino Niño,
Pedimos que tu estrella siga brillando en nuestras vidas,
Para guiar nuestros pasos e iluminar nuestra oscuridad.
Aprendenos a ser testigos de tu luz,
Compartiendo tu paz y tu amor con todos los que nos encontremos.
Señor Jesús,
Como los Magos cambiaron de camino después de encontrarte,
Ayúdanos a apartarnos de lo que nos aleja de ti,
Y a caminar por la senda de la fe, la esperanza y la caridad.
Rey de reyes,
Te honramos y te alabamos,
Tú que viniste a salvar al mundo.
Recoge nuestras ofrendas, nuestras oraciones y nuestras vidas,
Y haznos discípulos fieles de tu amor eterno.
Amén.
La oración de los Magos ante el Rey de Reyes es una invitación a reconocer a Jesús como el centro de nuestras vidas y a ofrecerle lo que más apreciamos. Siguiendo su ejemplo, estamos llamados a adorar, perseverar y dar testimonio de la luz de Cristo en el mundo.