O bendito San Patricio,
Apóstol y protector de Irlanda,
tú que trajiste la luz de Cristo
a las tierras salvajes y misteriosas de la Isla Esmeralda,
Me dirijo a ti con confianza y humildad.
Tú que fuiste arrancado de tu tierra natal en tu juventud,
tú que conociste la esclavitud, la soledad y el exilio,
no dejaste que el sufrimiento te endureciera.
En los pastos silenciosos,
escuchaste la voz de Dios y respondiste a su llamada.
San Patricio, hombre de fe y de fuego,
cruzaste las tierras de Irlanda con valentía,
plantando las semillas del Evangelio en los corazones,
haciendo retroceder la oscuridad, expulsando a los ídolos,
e iluminando a los pueblos con una nueva esperanza.
Con el signo del trébol,
revelaste la grandeza del misterio de la Trinidad,
un Dios en tres personas,
presente en cada aliento, en cada latido de la vida.
Que nunca pierda la fe en este misterio de amor,
y que, como tú, encuentre palabras sencillas
para hablar de Dios a los corazones cerrados.
San Patricio, misionero incansable,
tú que construiste iglesias, formaste sacerdotes,
y abriste caminos de fe donde sólo había piedras,
inspírame en mis dudas, guíame en mis elecciones,
y enséñame a vivir según el Evangelio con audacia y verdad.
Protege a todos los que hoy te rezan,
en Irlanda, en todo el mundo, en las familias dispersas,
en los corazones que buscan sentido,
en los que sufren, en los que esperan, en los que aman.
Escucha las oraciones de los que te confían sus cargas,
e intercede por nosotros ante el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.
Tú que eres el guardián de esta tierra verde y sagrada,
vela por los pueblos, por la paz,
por los emigrantes, los pobres, los olvidados.
Tú que volviste a los que te habían encadenado,
enseñanos el perdón y la misericordia.
San Patricio,
dame la fuerza para amar a Dios con todo mi corazón,
para seguir sus pasos sin miedo,
y llevar su luz donde hay oscuridad.
Haz de mí un testigo humilde y alegre,
un peregrino de fe, esperanza y paz.
Por tu intercesión,
que Dios bendiga mi camino, mi hogar, mi familia.
Que me mantenga fiel, que me conceda su gracia,
y que yo, en el último día, pueda alabarle a tu lado,
en la eternidad bendita.
Amén.