La Iglesia católica celebra cada año la fiesta de San José el 19 de marzo. Es un día dedicado a un hombre discreto pero esencial en la historia de la salvación: el esposo de la Virgen María, el padre adoptivo de Jesús, el fiel guardián de la Sagrada Familia. Durante mucho tiempo en la sombra, José es reconocido ahora como un modelo de fe, trabajo, humildad y confianza en Dios. Su fiesta es una ocasión preciosa para que los creyentes mediten sobre el papel silencioso, pero poderoso, que desempeñó en la vida de Cristo y en el plan divino.

José.

Un hombre justo y obediente

Los Evangelios nos hablan poco de José, pero ese poco dice mucho. En el Evangelio según Mateo, se le describe como un "hombre justo". En la Biblia, este término se refiere a alguien que vive según la voluntad de Dios, que es recto, bondadoso y fiel. José nunca habla en los Evangelios, pero siempre actúa con discernimiento y fe.

Cuando María, prometida en matrimonio, se queda embarazada por la acción del Espíritu Santo, José se disgusta al principio. Se plantea repudiarla en secreto, para no exponerla a la vergüenza. Pero un ángel se le aparece en sueños y le revela el plan de Dios. José obedece sin vacilar: acoge a María en su casa, la cuida y reconoce al niño como suyo. Es esta obediencia, inmediata y silenciosa, la que hace de él un modelo para todos los cristianos.

El protector de la Sagrada Familia

José no es sólo el esposo de María: es también el protector del Niño Jesús. Tras el nacimiento en Belén, fue de nuevo él quien, advertido en sueños, tomó a su familia y huyó a Egipto para escapar de la violencia de Herodes. Más tarde, regresa para instalarse en Nazaret, donde cría a Jesús con sencillez y fidelidad.

Es la imagen misma del padre solícito, del hombre trabajador, del guía discreto. No busca protagonismo, sino que cumple a cabalidad su papel de guardián. Por eso la Iglesia le ha dado el título de "Patrón de la Iglesia Universal": igual que veló por Jesús de niño, hoy vela por el Cuerpo de Cristo que es la Iglesia.

La fiesta del 19 de marzo

La solemnidad de San José el 19 de marzo se remonta a la Edad Media, y se extendió por toda la Iglesia latina en el siglo XV. Hoy es una de las fiestas más importantes del calendario litúrgico. En este día, muchas parroquias organizan misas en su honor, procesiones, oraciones y momentos de adoración.

En algunos países y regiones, como Italia, España, Quebec o ciertas comunidades religiosas, esta fiesta es también ocasión de celebraciones familiares y populares. En Sicilia, por ejemplo, se venera especialmente a San José: se preparan altares ricos en alimentos en su honor y luego se distribuyen a los pobres, en reconocimiento a su papel de proveedor y padre benevolente.

El modelo de los trabajadores

Además de su fiesta, el 19 de marzo, también se celebra a José el 1 de mayo bajo el título de "San José Artesano", instituido por el Papa Pío XII en 1955. En este día, la Iglesia subraya la importancia del trabajo humano, no como mera tarea utilitaria, sino como participación en la obra de Dios.

José, carpintero de profesión, nos recuerda la dignidad del trabajo cotidiano. Enseña que cualquier tarea, por humilde que sea, puede ser santificada si se vive con amor y fidelidad. Por eso es también un modelo para trabajadores, padres de familia, educadores, hombres de silencio y de acción.

La espiritualidad de san José

La figura de José es fuente de profunda espiritualidad. Encarna al hombre interior, centrado en la escucha de Dios. No busca honores ni reconocimiento. Actúa con confianza, incluso en momentos de incertidumbre. Acepta lo que aún no comprende y avanza con fe.

Esta confianza sin reservas le convierte en un ejemplo para todos los que viven situaciones complejas: los que buscan su camino, los que cargan con responsabilidades familiares o profesionales, los que experimentan la prueba de la duda o el exilio interior. José muestra que se puede ser santo viviendo con sencillez, con fidelidad, acogiendo cada día como una llamada de Dios.

Una figura contemporánea y universal

San José es hoy una figura más contemporánea que nunca. En un tiempo en el que los hitos se desmoronan, en el que la paternidad es a menudo cuestionada, en el que el silencio y la discreción son escasos, él nos muestra el valor de la fidelidad callada, del servicio silencioso, de la fuerza escondida.

El Papa Francisco le dedicó una carta apostólica titulada Patris Corde ("Con corazón de padre") en 2020, en el 150 aniversario de su proclamación como patrono de la Iglesia. En esta carta, el Papa recuerda lo cerca que está José de todos: "Sabe hacer fecundo lo que parece estéril, sabe transformar una prueba en un camino de esperanza"

Conclusión

Celebrar a San José es honrar a un hombre de silencio y de fe, a un padre adoptivo, a un trabajador, a un creyente en marcha. Significa reconocer la santidad en los gestos cotidianos, en la fidelidad a los compromisos, en el amor discreto pero poderoso. Que el 19 de marzo todos nos dirijamos a él y le confiemos nuestras alegrías, nuestras cargas y nuestras opciones. ¡Porque José, en su sencillez y en su atención a Dios, sigue velando por nosotros, como un día veló por Jesús y María.

Por la santidad de la vida!